Somnifobia, el miedo a quedarse dormido
La somnifobia o miedo a quedarse dormido es algo que atormenta a aquellos que la padecen. Thai Ngoc, de 70 años,es un granjero nacido en la costa sur central de Vietnam, que tras sufrir una intensa fiebre corporal en el año 1973, dejó de dormir. Muchos especialistas mentales y científicos trataron su caso y se comprobó que no miente.
Los humanos nacemos con la capacidad de sentir miedo por algunos aspectos de nuestra vida. La toma de decisiones, las relaciones sociales, los cambios e infinidad de hechos que creemos no poder combatir. Sin embargo, lo hacemos en la mayoría de ocasiones. Algunas personas, en cambio, desarrollan un miedo intenso y desproporcionado ante situaciones concretas que afectan a su salud emocional y psicológica: la fobia. No son el mismo concepto, puesto que la magnitud de la sensación presenta una diferencia abismal.
Pánico, ansiedad y temor extremo. Las personas que sufren el citado trastorno sienten como el miedo a dormir se apodera de ellas. De forma persistente y anormal, asocian el descanso con el sufrimiento, la locura e incluso la muerte. El estado de inconsciencia que se experimenta durante la noche les hace sentir vulnerables, no quieren tener pesadillas o que se presente una situación que les produzca ansiedad extrema. Creen que están desprotegidos y, debido a ello, no les es posible o evitan voluntariamente quedarse dormidos.
Cuando se acerca el momento de irse a la cama, experimentan temblores, sudoración excesiva, náuseas, sensación de asfixia pronunciada y palpitaciones o presiones en el pecho. La persona que padece somnifobia percibe como la ansiedad aumenta a medida que transcurren las horas; se siente cansada y sabe que en algún momento le será inevitable quedarse dormida. Cuando se sienten verdaderamente agotados, no pueden evitar conciliar el sueño, aunque se despiertan al poco tiempo. El cansancio se acumula a lo largo de los días.
Según algunos científicos que han estudiado el trastorno, se han identificado diferentes síntomas asociados con la somnifobia: un cansancio excesivo por la falta de descanso, cambios de humor persistentes o una gran irritabilidad, una disminución de la capacidad de concentración e incluso fuertes ataques de pánico. Si no son tratados, los síntomas empeoran con el tiempo y pueden deteriorar el estado físico y mental de la persona afectada. Los casos extremos se caracterizan por la ausencia total del sueño y la incapacidad de llevar un día a día normal.
Para superar la fobia, es importante que las personas afectadas se sometan a tratamiento. Éste consiste, básicamente, en adquirir una educación del sueño en sí mismo, insistiendo en su necesidad y en la ausencia de temores durante el proceso. A través de una terapia con los afectados, se intenta llegar a la raíz del problema y eliminar progresivamente los factores incitadores del temor.
El dormir es, junto con el comer, una de las acciones más importantes para mantenernos sanos. Es un hábito que forma parte de los humanos, algo que se nos asigna por naturaleza. Por lo que ir contra ella puede afectar nuestra salud física y mental.
Fuente: Velfont
Asesor del descanso
